martes, 9 de diciembre de 2008







Cultura VIRÚ o GALLINAZO
(100 a.C. - 500 d.C.)



La Cultura Virú es una cultura costeña que se desarrolló entre los valles de La Leche y Santa.
Es una cultura cohetánea con la Cultura Salinar.
La autoridad política se centralizó en el valle de Virú en el sitio hoy conocido con el nombre de Grupo Gallinazo, un núcleo de edificios religiosos y administrativos rodeados de un gran número de viviendas que cubren en total un área de aproximadamente 5 Km2.
Otra denominación es la de Cultura Gallinazo por las manchas blancas en los muros dejadas por estas aves en los diversos lugares de ocupación de esta sociedad.
Su desarrollo se considera establecido en tres fases: Temprana, Media y Tardía. Las fases Temprana y Media en las que se ubicaron en las partes bajas de los valles; mientras la fase Tardía es en la que, bajo influencia Moche y Recuay, se asentaron en las partes más altas, lo cual implica nuevos conceptos de irrigación y de defensa con la utilización de fortificaciones.
Al mismo tiempo que crecía y se desarrollaba la capital Gallinazo en Virú, en el valle de Moche, unos 25 kilómetros al norte, iba tomando forma un potencial rival, los Mochicas, que alrededor del siglo II d.C. sometieron y marcaron así el fin de la Cultura Virú..


La cerámica Gallinazo es fundamentalmente escultórica y por lo general de color rojo, decorada con incisiones y pintura blanca, pero la principal técnica decorativa fue el negativo o aplicación resistente de pigmento negro orgánico.
Los Virú fueron los iniciadores de los huacos – retrato, que años más tarde perfeccionarían los Mochicas.
Las formas habituales incluyen vasijas con asa estribo, botellas con una figura modelada y pico unidos con asa puente, ollas con cuello y varias formas de jarras, así como grandes urnas.


En metalurgia, los artesanos Gallinazo continuaron practicando las técnicas previamente conocidas en la Costa Norte. Sin embargo se incrementó el uso del cobre y comenzó durante esa época el dorado de objetos hechos con aleación de cobre y oro.


La arquitectura ha permitido definir cuatro tipos de construcciones identificados a esta cultura:
1. Los centros urbanos ceremoniales: eran construcciones donde se hicieron pirámides de grandes dimensiones que se relacionaban con el desarrollo de actividades ceremoniales y de culto.
2. Los castillos fortificados: eran grandes edificaciones ubicadas lugares estratégicos de la parte alta, donde se angosta el valle medio; su función era vigilar, defender y controlar el valle.
3. Las grandes casas semiaisladas: presentan habitaciones y techo a dos aguas generalmente estaban alejadas y solitarias, en estas debieron de vivir personajes principales o funcionarios que supervisaban las actividades productivas.
4. Las aldeas: eran aglutinadas, allí vivía el pueblo; en sus construcciones utilizaron materiales perecedores como el carrizo la caña y el algarrobo.
C
erámica Virú
La cerámica fue pintada con la técnica del negativo.
Esta técnica consiste en pintar las areas que rodean las líneas que delimitan los motivos decorativos, mas no los motivos mismos, que de este modo aparecen resaltados en negativo. El color que contrasta es el negro sobre el fondo naranja.
Esta técnica también es propia de la Cultura Recuay y de las culturas mesoamericanas y centroamericanas.
Los dibujos son básicamente ondas, motivos geométricos.
Cuando en la vasija se representa una cara, ésta presenta los característicos ojos en forma de “grano de café”.
Por lo general las figuras eran hieráticas










COSTUMBRES:



  • DANZA ----DIABLOS ROJOS









domingo, 30 de noviembre de 2008

MARKETING









El plan de marketing es la herramienta básica de gestión que debe utilizar toda empresa orientada al mercado que quiera ser competitiva. En su puesta en marcha quedarán fijadas las diferentes actuaciones que deben realizarse en el área del marketing, para alcanzar los objetivos marcados. Éste no se puede considerar de forma aislada dentro de la compañía, sino totalmente coordinado y congruente con el plan estratégico, siendo necesario realizar las correspondientes adaptaciones con respecto al plan general de la empresa, ya que es la única manera de dar respuesta válida a las necesidades y temas planteados.
En marketing, como en cualquier otra actividad gerencial, toda acción que se ejecuta sin la debida planificación supone al menos un alto riesgo de fracaso o amplio desperdicio de recursos y esfuerzos. Si una acción no planificada tiene éxito, nos deberíamos preguntar qué hubiésemos conseguido de más al operar bajo un plan. Intentar que un proyecto triunfe sin servirse de un plan de marketing es como tratar de navegar en un mar tempestuoso sin cartas marítimas ni destino claro.
El plan de marketing proporciona una visión clara del objetivo final y de lo que se quiere conseguir en el camino hacia la meta, a la vez informa con detalle de la situación y posicionamiento en los que nos encontramos, marcándonos las etapas que se han de cubrir para su consecución. Tiene la ventaja añadida de que la recopilación y elaboración de datos necesarios para realizar este plan permite calcular cuánto se va a tardar en cubrir cada etapa, dándonos así una idea clara del tiempo que debemos emplear para ello, qué personal debemos destinar para alcanzar la consecución de los objetivos y de qué recursos económicos debemos disponer.
Sin un plan de marketing nunca sabremos cómo hemos alcanzado los resultados de nuestra empresa, y por tanto, estaremos expuestos a las convulsiones del mercado.
En la actualidad, se está empezando a valorar en España, sobre todo en las PYMES, los beneficios que le suponen a la empresa el contar con un plan de marketing. Los rápidos cambios que se producen en el mercado y la llegada de las nuevas tecnologías están obligando, en un principio, a realizarlo de forma más bien forzada; será con el transcurso del tiempo cuando nos demos cuenta de las múltiples ventajas que produce la planificación lógica y estructurada de las diferentes variables del marketing.














Varios son los criterios que, cada uno por separado, nos demuestran la importancia creciente del marketing en nuestra época. En vez de analizarlos por separado, consideraremos en bloque los diferentes grados de valoración, para así simplificar lo que es evidente, es decir, la importancia del marketing en nuestros días. El adagio típico de «el buen paño en el arca se vende» ha perdido toda vigencia. Muy al contrario, podría afirmarse rotundamente, a la vista de miles y miles de experiencias, que el buen paño en el arca «no» se vende, si no existe uno u otro tipo de actividad de marketing que lo dé a conocer y lo haga desear. En este caso concreto el enfoque de la venta debe ser agresivo, ya que si a los consumidores no se les anima y motiva no comprarán suficientes productos.
Han tenido que transcurrir muchos años para que en España empecemos a comprender la importancia y utilidad que aporta la aplicación de las diferentes variables de marketing al contexto de la empresa. Si analizamos el problema con un criterio cuantitativo, a nivel mundial, encontraremos los siguientes resultados:
En EE UU más de la mitad del precio de venta de un producto de gran consumo se destina, como media, a actividades de marketing.
Desde un punto de vista macroeconómico se advierte una fuerte correlación positiva entre el desarrollo del marketing en un país y su desarrollo económico y social. En aquellos donde las actividades de marketing son incipientes se observa una renta por habitante muy baja. Aunque este índice no sea una medida fiel y exacta del grado de progreso de un país, puede utilizarse por aproximación. El desarrollo económico y social alcanza sus cuotas más altas en los países en los que sea mayor la preponderancia a la innovación y uso del marketing.
Para ratificar esta idea que se está plasmando, voy a basarme en el informe del World Economic Forum, sobre competitividad mundial del año 2006 y el ranking de la revista Fortune , sobre las 20 compañías mundiales más admiradas en el año 2006.
El informe del World Economic Forum sobre los niveles de competitividad de las diferentes economías nacionales ha refrendado a aquellos países que han apostado por la innovación. El último informe de la Comunidad Económica Europea clasifica a los Estados miembros en cuatro grupos según su evolución: países líderes (Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania, a la misma altura que Japón), los que se sitúan en la media, los que se están recuperando y los que pierden terreno, donde se sitúa España